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Cuando la ansiedad nos aleja de nosotros mismos: redescubrir la presencia y el equilibrio a través de la terapia

  • Foto del escritor: Bárbara Barros Viseu
    Bárbara Barros Viseu
  • 8 nov
  • 1 Min. de lectura
Ilustración simbólica de la ansiedad y la búsqueda de equilibrio interior a través de la terapia.

Hay momentos en los que la vida pesa más de lo que podemos sostener.Nos sentimos en un estado de alerta constante, sin entender muy bien por qué. La ansiedad se instala, no solo como un pensamiento, sino como una presencia física: una presión en el pecho, un nudo en la garganta, una distancia de uno mismo.


La verdad es que, cuando vivimos bajo tensión constante, perdemos el contacto con nuestra experiencia interior. Las emociones se vuelven confusas o incluso amenazantes, y muchas veces intentamos controlarlas, racionalizarlas o apartarlas. Pero cuanto más lo hacemos, más nos alejamos de nuestro propio centro.


La terapia puede ayudarnos a comprender lo que estamos viviendo y a encontrar apoyo en un espacio donde todo puede ser dicho y sentido. Al prestar atención al cuerpo, a la respiración y a lo que surge en el momento, empezamos a reconocer patrones y a dar sentido a lo que antes parecía solo caos. Es un proceso que no se realiza únicamente con palabras, sino también con presencia - la del terapeuta y la del paciente.


Poco a poco, lo que antes era solo ansiedad se transforma en algo más comprensible: señales de necesidades internas, de antiguos dolores, de partes de nosotros que quedaron sin voz. Y desde esa escucha, puede surgir una nueva relación con nosotros mismos, menos basada en el control y más en la confianza y el reconocimiento de nuestra propia humanidad.


El camino terapéutico no elimina la ansiedad de la vida, pero nos permite relacionarnos con ella de otra manera: con más claridad, compasión y capacidad de elección.


 
 
 

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